
Lo mejor de todo esto es que no tenemos la menor idea del
lugar al que nos dirigimos en esta bitácora, eso, para empezar, ya nos hace
grandes. Si nos conocieran en persona se iban a reír, se lo aseguro: están los
empollones, están los malotes, están los que pasan desapercibidos y después...
estamos nosotros, los de las preguntas incómodas, los que estando dispuestos a
creérselo todo hemos terminado por no creernos nada, los que ven la escombrera
tras la ventana del ático de lujo, el ojo que nunca se cierra. Si esperan
respuestas, este no es su lugar, aquí solamente encontrarán preguntas, quizás
entreveradas algunas salidas de tono, bravatas, pero cuestiones en esencia.
Hemos venido aquí para sacarle punta a todo, A-TO-DO. Negamos y aceptamos
cualquier disciplina que nos ayude a ver el mundo, si Aleister Crowley se cruza
con Darwin en este espacio no se alarmen, les esperan asociaciones mucho más
bizarras, se lo garantizo. Para empezar la que constituye este espacio, esta
mesa no euclidiana, venimos de lugares muy alejados y nos hace coincidir y
asociarnos el descreimiento, lo nerviosos que nos ponemos ante la ignorancia y
un sentido del humor más negro que el dinero guardado en los sobres del PP.
Todas las palabras nos sirven, todas nos gustan, sobre todo
las que no agradan al oficialismo –porque esa es otra, nos importa un carajo la
academia, y si me apuran, hasta las leyes-. Hablaremos de libros, comentaremos
actualidad, salpicaremos con historia, alimentaremos la teoría de la
conspiración tanto como nos sea posible, invitaremos a los amigos a que se
desfoguen, haremos, básicamente, lo que nos de la gana.
No sé si les interesará, pero les aseguro que, si nos leen,
se van a reír.
Comenzamos.
¡Brujería o barbarie!